Si bien la cocina se puede permitir una cierta libertad a la hora de incorporar los ingredientes de tu receta, en la pastelería y repostería raya la ciencia exacta y los márgenes son muy escasos (1-2 gr o centímetros cúbicos como mucho). Yo sé que saltará alguien diciendo que siempre hace sus dulces todo a ojo y qué le sale estupendamente. Aseveración que pongo en duda, porque o tiene mucha suerte o no dice la verdad. Y la realidad es que ningún maestro pastelero hace las cosas a ojo (¿cuántas veces me habrán preguntado si he pesado o medido bien los ingredientes?). Si os gusta de verdad la pastelería casera, os recomiendo un pequeño kit, muy básico y asequible.
Como véis en la imagen, poco puedo añadir: una jarra medidora, una báscula, el termómetro del que ya os hablé, una espátula y un pincel para uso alimentario… Para las pequeñas cantidades están las cucharillas y las tazas medidoras, pero mi truco para medir las pequeñas cantidades es reservar un vasito o cuchara que vienen con los jarabes. Ya véis, que no hace falta gastar mucho para trabajar con la certeza de que tenemos nuestros ingredientes están bien proporcionado. De hecho, estos utensilios me fueron imprescindibles para la elaboración que sigue a continuación.